Jóvenes, los hubo siempre, sólo que los viejos parecen ir dejando de tener miedo y al salir a comprar bananas, los reencuentran. Después inventan pavadas, les atribuyen nuevas funciones, incluso les asignan misiones políticas. Siniestramente, los que ya no son jóvenes se declaran sorprendidos. Sorpresa, dicen sentir, ante quienes siempre han estado merodeando, mientras ellos insistían en resguardarse, por acá y por allá.
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