Estar en forma (no tomar con el estómago vacío)

Desde que empezamos a desayunar con vino tinto y reemplazamos por el moscatel nuestra cerveza estamos, sí, más contentos. Alegres, incluso. 
No es que mantener el modelito nos importe demasiado sino que nos da pena ver cómo se afea nuestra figurita después de cada sesión de merienda. 
Con la yerba mate a más de lo que cuesta una birra de troli, terminaremos por perder completamente nuestra silueta. Contentos, sí, alegres, puede ser.
Pero eso sí, ya nunca más volveremos a estar en forma.

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