¡Cuántos crueles detractores
del sabor de lo divino
en persuadirnos se afanan
sirviendo queso con vino!
La marea de placeres
nos hace muy vulnerables:
si te gusta el salamín,
no me mires, no me hables!
Cuando pienso que en el Coto
te maltratan descarados,
agradezco al chino amigo
que te corta con cuidado.
A altas horas de la noche
cuando chilla la heladera
yo me voy a la cocina
a cortar mi mortadela.
Quiero decirte amigo
que si compras mayonesa,
¡yo con gusto te convido
de mi pan con mortadela!
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