"Mejor sáquelo", el Tuercas miraba para todos lados sin encontrar salidas posibles, estaban situados en plena almendra, salir les tomaría el mismo tiempo que les tomó entrar, mejor sería que se alejara, que se le perdiera a Rubencito, cada uno con su suerte, no se pongan bravos, a Guarandiria con Suma y a Yemayá, el guaguancó más bravo, ¿cuánto hacía que no abría los ojos?. Al abrirlos se encontró a la altura de las rodillas de sus semejantes, porción de humanidad la más movible y la más sensible a ese ritmo, entonces, ¿eran ilusiones suyas o era que uno podía alcanzar a trazar un tunel, entre bailoteos y saltos locos, un espacio libre por el que uno podría gatear hasta el otro lado? Sí, las miles de rodillas y de muslos formaban una especie de pasadizo con huesos y cojines de carne. ¡Qué viva la música!
Andrés Caicedo (1951-1977) A los siete años, cuando lo suspendían, la plaza de Cali se llenaba de hojas a lápiz que repiten (todavía pueden buscarse), incansables, silencio, silencio, silencio,...
30 años antes de Washinton Cucurto
Me arranco los recuerdos
como si fueran alacranes en la cara.
El Atravesado-
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1 comentario:
parece que sólo queda preguntarse que hubiera sido, y pensar que es mejor estar en cali para leer a caicedo; así lo encuentre a él asombroso y a cali insufrible
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