Vaciado

En una geografía de salón de clases, el ñoño enfrenta a su archi-enemigo: el traga. Quizás no podía ser de otro modo... Sometido bajo las miradas de las primeras filas a los rituales fútiles de los homenajes, el traga se rinde al copiado y a la reproducción. El ñoño, en cambio, vestido alternativamente con los disfraces de la timidez y el desasosiego, "es un tapado" que desde el fondo libera al mundo, lo inventa siempre por primera vez. De la mala copia y del chantaje, el ñoño extrae su poder y su fortaleza. Y por eso puede soportar el sacudón paranoide del sentimiento de vaciado al que la copia del traga lo enfrenta. Para defenderse del ensañamiento del traga, el ñoño se envuelve en una coraza risueña como la casita de una tortuga. Allí reside su ternura.

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