Querído Papá Noel.
No voy a pedirte de nuevo lo que te pido todos los años.
Esta vez te voy a pedir algo que pueda entrar en tu bolsa
porque el tío me dijo que si uno pide cosas grandes,
puede pasar que no puedas traerlas. Como el año pasado
que te pedí un río y todos se rieron, y que no me trajiste nada
y que debe de haber sido por eso. ¿no?
Y no estoy enojado.
La abuela dice que también puede haber sido que
me porté mal, que estuve escondido asustando a Martín, y que fui yo el que
dejó rodar la bicicleta por la pendiente que termina en la puerta
de la iglesia... pero yo digo que no sé. Ni que no.
Igual este año me porté mejor me dijo la abuela,
y siempre que rodó la bici, yo estuve encima,
agarrando el volante. Lo prometo que fue así.
Y no estoy nada enojado por lo del año pasado. Pero
no te vuelvo a pedir nada grande nunca más. Todavía no me decido
qué cosa chiquita
quiero, y solamente te aviso, para que me tengas en tus planes
que este año, sea lo que sea que pida, seguro entra en
una bolsita de quiosco.
Mauro
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