Kindle (tampoco, tampoco)

Es medio triste contar esto pero hace una semana entraron a casa a robar. Por la ventana de mi cuarto que tiene un balconcito, por suerte no vieron a la tortuga. Por unos días tendré que revisar los mails en el ciber. Radio escucho en el celular y sólo FM, que es lo único que tiene ("funcionalidad social" del nuevo modelo = 0).Como no me golpearon y aceptaron que me negara a cocinarles cuando les pintó el bajón, contar lo poco que pasó parece ahora medio un chiste.
Tenía dos cajas con los libros que más alegría me dió encontrar. Lo digo así porque todavía no los había leído, y, a esos mismos, ya no podré. Una colección super ilustrada de Julio Verne; los libros de Daniel Link (algunos todos sin leer) y hasta una revista sobre la infancia por él dirigida creo que ahora ni googleando aparece; las revistas Contorno y Centro (conseguirlas implicó dos años husmeando y constelar en total más de 34 librerías), un libro de Beatríz Sarlo firmado con otro apellido (lo consultaré en Puán algún día); un ejemplar firmado por Arthur Rimbaud que a mí siempre me parecío re trucho y falso, pero al parecer no pensaba lo mismo el papá de una ex novia que me mirá con mala cara cada vez que puede; las cartas de Chaplin (me las robaré en la feria durante el prómino arreo), tres biografías con las que podría haber trazado "mi constante": David Copperfiel, Roberto Gómez Bolaños, mmm... no recuerdo la tercera; en algún momento "recuperaré" alguna firma para alguna novela recién comprada de Luis Gusmán pero no aquellas ediciones; los de Piglia siempre los tuve repetidos, una a favor. Después, no sé. Aunque me importa, tampoco es para tanto.

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