Lookeados.

Ricardo tenía la colección de muñequitos más completa y todas las figus difíciles repetidas. Como nunca tuvo que enviar cartitas a Santa, tampoco estuvo nunca en situación de espera. Se podría decir que fue felíz, felíz, felíz. No es el mismo caso, (él es encantador y hermoso). Conviene no confundir.
Y un día abrió los empaques. Los coleccionistas ((él, por ejemplo)) saben cuánto deprecia eso los objetos. Los chocolates, las joyas, aunque lookeados para que parezcan animados ("faltó cadera", evaluó marrocsito Barbieri la imitación barata de un lindo video de Coldplay) un mundito de miniaturas puesto a girar en una danza que de macabra tiene poco y por eso asusta. Tanto, tanto, tanto, tanto que da risa.
Y un pobre boxeador cordobés que quizo salir del rincón, lookeado como rapero del Bronx Eleven and a half, sirve la coca cola.

No hay comentarios: