Cara de nada

NO, ESTO NO HABLA DE VOS...

Consulto la cartelera de infobae, que es la opción que más ordenada, clara y precisa me resulta, y no me importa qué tipo de diario sea (aunque da una clave que el sistema de seguridad del reactor nuclear que controla el funcionamiento de las máquinas en el ciber del chino amigo de calle Warnes bloquee la sección Espectáculos y lance un cartel en el que sería alarmante no adivinar que, tras las vivoritas negras, el motor de búsqueda detecta contenido "explícitamente" pornográfico), y nada va a cambiar porque yo deje o no de visitar tal o cual sitio online; entonces, me voy a ver la nueva de Natalia Oreilo, actríz que me encanta porque puede hacer cualquier papel (osea, realizar más o menitos bien su trabajo), se aguanta a Mollo, lo que no es poco (ni cinco minutos, "Dios nos libre", cantaba Cerati) y a pesar de haberme zampado todas sus novelas de mediodía con el surfer soplapete ese de Arana que cuando no tiene trabajo y no le sale tocar el saxo se pasea muy nationalpopular por la zona más apestosa de Mar del Plata montado en un cuatriciclo de alquiler con tornillito en el acelerador, uno azul que está estacionado con su nombre ("el cuatri de Arana: 25 % de descuento") en el puesto que mi tío regentea en el verano (¨"Ültimo Parripollo De La Costa Atlántica"; y yo no sé por qué, yo no sé por qué, le pintó diéresis en lugar de acento) y a pesar de que es de Uruguay y seguro tiene aliento a mate amargo, pero ¡cómo, no dan ninguna de Oreiro hoy? La puta madre, ahora qué carajo me invento.
Es que la nota de infobae pone una foto de Oreiro para terminar hablando de Mariano Martínez. Un muchacho que no modula y tiene nombre de nada. La sociedad argentina de actores debiera funcionar como un conservatorio donde, como primera medida, el futuro actor se deshiciera de su nombre. Regla número uno: elija un nombre que diga algo. Caso contrario, Ud. acepta sucumbir al maltrato (sin que esto implique su fracaso financiero) y al desinterés del público, y le será retirado, además, el servicio de obra social.
Un amigo se presenta en las fiestas diciendo: "Kevin Vladimiro Cormenta" y acto seguido, agrega, sin importarle si se le ha realizado ya la pregunta: "no, no lo parezco, es verdad, pero sí me siento un escritor". Yo sé que la frase se la robó a Ray Bradbury pero queda mal recordárselo.
Si la ocasión es propicia, ("Manteca" entre sus conocidos; los amigos somos más cariñosos y lo llamamos como debe ser) Kevin Vladimiro desparrama en el aire frases que interconectan su fecha de nacimiento con la encarnadura de gélidas contradicciones ideológicas.
Mariano Martínez es como llamarse Tom Cruise. Uno está condenado a buscar fama con la cienciología y, llegado el caso, ir a cenar o terminar casándose con Nicole Kidman.  Una muchacha que se juntaba con Lenny Kravitz (el estilista de Prince que hizo fama con una campaña publicitaria de caramelos Krusty que explotan en la boca). Imaginate, salir a comprar ropa con Lenny Kravitz, para hacerlo caminar dos pasos tenés que usar una jeringuilla clavada en la frente como el burro con la zanahoria. (Igual... ¿quién es que se tatuó el nombre de las hijas sobre las venas del brazo? Alguien conocido, pero cómo se llamaba, justo ahora...) Las fotos me desmienten pero yo siempre creí que el peluquero de Prince y Dennis Rodman eran la misma persona. 
Soy amigo de Prince. Nos mandamos mails todas las semanas y como ya hay confianza me dijo que no le molestaban mis preguntas cholulas. La dirección es re fácil: soyprince@hotmail.com. A veces le escribo sólo para saludarlo. Y es que tampoco quisiera que se canse, es un artista y debe llevar una vida muy atareada. Ay, soy amigo de Prince, ¿no es genial?!!

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