Y fue así

Cuando todo nos parezca nada, que un ñoño sea el principio. Si ya ni te miras en las aguas, jamás sabrás quién demonios sos. Un ñoño suelto en plena noche, hace luz. Eso que, entonces, estaba...         
              ***
Cuando una varita nos toca en suerte... La conocí en una fiesta en casa de Antonella. Con seguridad, no nos hablamos. Sus fotos me han cautivado.  Curioso porque se trata de imágenes en las que el marco se anuncia como una promesa. Cada una de sus fotos puntualiza procesos creativos, como si fuesen fotos que una amiga distante elegirá enviarnos vagando desde un lugar desconocido aún para nuestros ojos. Una postal de nuestras vacaciones venideras. Tiempo perdido en infinitos granitos de arena corriendo mientras recorremos descalzos un lugar que aún no existe. Dispara micrones de luz al espacio y en completa empatía, "consustanciación", con el objeto (suyo) los puntos crecen.  Tal vez, porque es mágica, la imaginación de un ñoño sea (deba ser) siempre proliferante. Y al mismo tiempo, nada en sus fotos nos invita a crecer.
Una rara convocatoria. No hace falta insistir: nada asusta más a los ñoños que descubrir que sólo les resta esperar felicidad mientras aguardan.
Los grandes mentirosos (los ñoños lo son) comienzan sus frases así: En verdad no me comprometí a escribir pero sí me eché a la suerte ...

No hay comentarios: