Por suerte, ya han comenzado a pintar en la pizarra blanca de sus carteles las frases que no deberían dejar de repetirse: Paraco, Alcahuete, Narco, Soplapete, Asesino. Gracias a Dios, porque a mí no me queda tiempo, repartido entre los últimos detalles del asesinato del remisero y las clases de danza que tomo viendo por T.V. al hipster de Glee. No vaya a ser cosa que se ponga de moda bailar sentado, girando en la silla de ruedas como Bono, que viene a robarle la platita a los giles sin futuro porque donde vive (tampoco en sus alrededores: ver el city tour) la gilada no anda por la vida tan tan tan desprevenida como para seguir escuchando pelotudeces.
Hace un año, soñé que me robaban y me desperté pensando (es un modo ñoño de decir): "estoy frito". Ahora queda sólo una salida.
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