René Lavand

Una opción sería reconcentrarnos en la lectura de lingüistas indigeribles; otra, rebotar de uno a otro callejón sin salida copiando la crítica cultural más desahuciada.
Para no perder el tiempo, entonces, ni con wittgenstein ni con benjamin (otros, antes, siguieron ese camino), este puede ser un buen comienzo.

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