He llegado hasta el fin, con los brazos cansados

Simulando un olvido, yo administraba otro blog donde pretendía escribir sobre Ñoños. Eso pasó, pasaba desde hacía algún tiempo acá: alfinsucd.blogspot.com.

Tantas veces le hablé a alguien que recién conocía sobre la ternura que me inspiraban los ñoños que aparenté (lo sé, lo sé) yo mismo me vi siendo uno de ellos. "Es que el ñoño sufre de mímesis apropiativa". Pensaba, por ejemplo, sin entender absolutamente nada obviamente, que podría rápidamente superponer algunas lecturas, intentanto, del modo más neutro posible, deslindar ciertas cualidades de la ñoñez. Avanzaba a tientas en la noche oscura del recuerdo y listaba: encierro anhelado (garage, juego de química), timidez (soportar mal las bromas), "cualquiera".

Desengañado hasta el vacío venenoso del insomnio, me dije: fue. De ahora en más, posteo todo acá. Eso pasó. Fue, ya no escribo más nada sobre noños. O los subo a una casa rodante.

Puede intentarse. Sería como conservar una parte de la euforia. Lo más resbaladizo, ya se sabe, es creernos sin memoria. Asique "no me quiero ni imaginar... imagnate vos...".

Si eso pasó: FUE.



EL ENTUSIASMO ADOLESCENTE con el que el ñoño participa de las representaciones culturales le viene de su curiosidad por los fenómenos “científicos”. El ñoño es de clase media y, con la cuota de angustia inevitable, en navidad ha debido siempre elegir. Un juego de química, un libro de magia o un kit de espías. Cualquiera de ellos despertará su fascinación por los personajes que se desdoblan. Y mucho tiempo antes de que en la escuela le den a leer Stevenson, el ñoño entenderá que no podrá definirse sino con una categoría marcada peyorativamente.Pero antes de los juegos de magia, verdadero entrenamiento en el encarte y la distracción para robar chocolates en los supermercados, el ñoño fue un niño que jugaba con muñequitos. Una niña que jugaba a que sus muñequitos le contaban el pelo a las muñecas. Ni Batman. Ni Superman. Peter Parker.En una geografía de salón de clases, el ñoño enfrenta a su archi-enemigo: el traga. Quizás no podía ser de otro modo... Sometido bajo las miradas de las primeras filas a los rituales fútiles de los homenajes, el traga se rinde al copiado y a la reproducción. El ñoño, en cambio, vestido alternativamente con los disfraces de la timidez y el desasosiego, "es un tapado" que desde el fondo libera al mundo, lo inventa siempre por primera vez. Por eso puede soportar el sacudón paranoide del sentimiento de vaciado al que la copia del traga lo enfrenta. De la mala copia y del chantaje, el ñoño extrae su poder y su fortaleza. Para defenderse del ensañamiento del traga, se envuelve en una coraza risueña como la casita de una tortuga. Allí reside su ternura.

el resto ya se va sabiendo...

Queda algo por decir. Quizás, en la próxima, algún nombre pueda ser pronunciado. Veamos...

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