Hacía tanto que no estábamos en casa todos juntos y los primos más chicos que no llegarían sino hasta la noche. Nos llevó un buen rato recorrer el pueblo buscando el kiosko que nos ofreciera el hermoso aerostático amarillo que, si deja de llover, remontaremos esta noche.
El año pasado quisieron atar con nylon de pescar el globo a una de las patas de mi tortuga. Este año ya está más grande asique creo que no será necesario que me preocupe por esconderla.
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