En el trabajo el frío ni se siente. Debe ser porque al estar uno metido ahí adentro tantas horas sin realizar ningún movimiento el cuerpo entra en un estado de conservación de energía. Mi jefe cumple con su trabajo y como debe ser, ya empieza a caerme mal. Es que para él, Walter se llama, la animación debe ser pura fiesta, alegría. Colores, colores. A mí cuando se pone a hablar como el empepado del peluquero de cuarta ese me irrita un poco.
Es raro, no suelo sintomatizar pero desde que entré en el laburo este, me salen ronchitas en la espalda. Mis compañeros me explicaron que a todos les pasa al comienzo y que seguro es por la falta de ventilación. Ponete la remera del revés, si tenés una remera vieja, mejor, porque las manchitas empeoran con el roce de las costuras. Me gusta que Sandra me dé consejos, es obvio que tiene novio.
Por pura simpatía llevé un tarro de capuchino de los grandes. No pude probarlo, hoy antes de subirme a la combi de regreso a casa, puse agua para preparame una taza pero ya no quedaba más. Durante el día no me animé a prepararme uno porque siempre tengo miedo de manchar el traje. Todavía no termino de pagarlo y este mes no puedo sumar la tintorería.
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