...De las cartas con estampillas de pajaritos sólo quedaron los sobres con nuestro nombre enrarecido por el "Sr." que lo precedía...
Pasábamos los veranos en Las Grutas. Fuimos sólo en una ocasión pero el recuerdo cadavericoso del mar hace que su ríspido lleva-y-trae ahonde los cuencos del tiempo hasta plasmar su paso de sal en la estatuaria de la concordancia verbal...
Pasábamos los veranos en Las Grutas. Fuimos sólo en una ocasión pero el recuerdo cadavericoso del mar hace que su ríspido lleva-y-trae ahonde los cuencos del tiempo hasta plasmar su paso de sal en la estatuaria de la concordancia verbal...
Ese verano en Las Grutas jugamos a los mineros en huelga con bulones de acero y pandulce engordado con petardos. El asunto no está en que los niños no elijan a sus padres sino en que los últimos no eligen lo primero: sus trabajos.
Cuestión que Papá Noel nos trajo de regalos toallas. Pude elegir, anticipadamente, un pelusón naranja con barcos violetas que se extendían en puentes y cámaras de fotos cuando bajábamos a la playa.
... habrían crecido lo suficiente y la operación había estado programada desde siempre pero todavía entonces mi primo lucía sus sextos dedos en ambas manos. Nos causaba envidia su natural destreza a la hora de diseñar escaleras para nuestras torres de arena. Ese verano todos soñamos con tener seis dedos.
Vendo venir a los adultos del supermercado, alguien llegó a interpretar la navidad como el instante propicio y renunció al paseo hasta la heladería durante la siesta y se impuso la redacción
una extensa y emotiva carta sobre las razones que él (Papá Noel) jamás debería dejar pasar para convertir a una niña sin muchos amigos en una promesa del arte del armado de trenzas...
Todavía en esa época, Papá Noel compartía los estantes con los personajes de los cuentos de hadas...
Cuestión que Papá Noel nos trajo de regalos toallas. Pude elegir, anticipadamente, un pelusón naranja con barcos violetas que se extendían en puentes y cámaras de fotos cuando bajábamos a la playa.
... habrían crecido lo suficiente y la operación había estado programada desde siempre pero todavía entonces mi primo lucía sus sextos dedos en ambas manos. Nos causaba envidia su natural destreza a la hora de diseñar escaleras para nuestras torres de arena. Ese verano todos soñamos con tener seis dedos.
Vendo venir a los adultos del supermercado, alguien llegó a interpretar la navidad como el instante propicio y renunció al paseo hasta la heladería durante la siesta y se impuso la redacción
una extensa y emotiva carta sobre las razones que él (Papá Noel) jamás debería dejar pasar para convertir a una niña sin muchos amigos en una promesa del arte del armado de trenzas...
Todavía en esa época, Papá Noel compartía los estantes con los personajes de los cuentos de hadas...
Supe que Santa eran mis padres la vuelta que cayó con aquello de que porque este año te portaste mal no tendrás regalos. Prestá atención y el año que viene, si te portás bien, acá está un anticipo. Y el sobre venía acompañado
cinco fotocopias pintadas encima con lápiz de colores de helado, tan mal pintadas que no quedajan dudas sobre sus ganas de transformarse en helados conito de los grandes...
cinco fotocopias pintadas encima con lápiz de colores de helado, tan mal pintadas que no quedajan dudas sobre sus ganas de transformarse en helados conito de los grandes...
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