Pero, ¡por favor! ¿A vos te interesa reflexionar acerca del tiempo?! ¿Por qué no decís la verdad? Fue que quedaste atrapada en el nidito seguro de la bibliografía que leías en los setenta. ¡Qué descaro!
Deleuze es un filósofo del tiempo y la estrategia básica para saltar la barrera chanfle de la lectura académica es responder los parciales haciendo de cuenta que se trata de una lectura crítica sobre "el tratamiento" (la representación) del tiempo en la narración (la novela). Entonces, el tipo lee y comenta, "interesante" (y uno sabe perfectamente, porque leyó a Sontag, que la tipa además de ser un tarado a pedal tiene la amabilidad de insultar con palabras entre-comilladas). Yo he respondido parciales copiando y pegando epígrafes y bibliografías de revistas viejas. Acaso se sigue queriendo que se trate de pasear al elefante en la feria dominguera de colegios que, cuando decaen, salen a la caza de freaks estilo Borges a los que cuando eran nenes nunca les dejaron hacer maquetas con plasticola y yerba y más tarde se desquitaron empardando emperadores chinos con poetas místicos y tísicos burreros. Ahora que estoy por dar a corregir una pavada atómica sobre un escritor alemán (que escribe) acerca de un payaso borracho, me compré la última "Actualidad Psicoanalítica" para duplicar la bibliografia freudiana sobre alcoholismo. De paso, se me pegaron un par de giros y palabritas raras que vienen al pelo para condimentar con chips de choco-wonka los párrafos endebles.
La entrevista de Ludmer en Ñ no ("no sólo no") sé si es previsible pero parece muy básica. Si estoy entre comprar un libro de Kristeva o uno de Ludmer; no lo dudo, compro Ludmer. Aunque yo leo online o en bibliotecas. Pero decir falta, falta, falta, es una estrategia muy básica: falta pensar en esto, en América Latina no se estudió lo otro, falta ver las repercusiones actuales de tal acontecimiento. ¿Y, entonces, qué (lo implícito -una de sus formas- consiste en hacer que el lector reponga el recorrido mental hallando la frasecita hacia la que todo el tiempo se lo está empujando): tu libro viene a reponer eso, a instalarse en el lugar de una falta, a jugar con las palabras como quien pisa plastilina?
Pero "eso" ya se hizo. En relación con una falta, compro una buena afeitada al ras.
Alan Pauls inventó una fórmula (la robó no recuerdo muy bien de dónde) "una llavecita francesa" que, como buen plomero ocupado con el agua del pasado, emplea a veces acudiendo a uno que otro livre emprentee à la bibliotheque para obliterar cualquier movimiento crítico y, entonces, puede ponerse serio para decir: no sé, me parece viejo, ¿no? (el negativo de su lectura de Puig)
Hay una ley que obliga a los editores a enviar un ejemplar de cada nuevo libro fabricado, al menos, a la Biblioteca Nacional. Ley que, como seguimos viviendo en el menemismo, casi nadie cumple. Suelo disfrutar releyendo cosas pero hay libros que vivo perdiéndome de leer. Porque los "autores" (ctrl c + ctrl v) ni siquiera se preocupan por donar un ejemplar. Uno sólo, forrado en contac para que dure lo esperable. Ni siquiera dejan un ejemplar en las bibliotecas de las casas de estudio con las que están o estuvieron vinculados.
Total para qué, si el juego no está en otra parte y mucho menos en la estructura de un edificio tapado de caras de Marx donde mañana mismo o el lunes se cae del cuarto piso el albañil contratado en negro que pasa el fratacho en la ventana con un atado de imparciales en el bolsillo celeste del pantalón como único arnes de protección. Porque el juego de los signos está en pasearse abanicando el cv en la previa que llaman vernissage (vaya uno a saber por qué pero yo siempre, cuando quiero decir coctel, me confundo y me viene a la mente surmenage).
¿Su firma editorial sigue siendo la misma? La versión más próxima a esta pregunta es: ¿por qué "decidió" publicar una novela diez años después de su última obra? Y, entonces, Piglia empieza a decir ideas que lo hacen quedar como un tarado porque parece que no se dió cuenta que también en el faro del fin del mundo ya todos vimos Twin Peaks. cito: "Croce vino a encarnar una fórmula narrativa que yo estaba buscando: la idea de un comisario que resuelve muchas cosas por intuición, por casualidad, sin seguir todos los pasos de un protocolo de investigación." Si, pero ya todos comimos pastel, nos peinamos con el look ñoño engominado de Cooper y si vamos de paseo en bicicleta, ah, pero soy un salamín terrible, el kioskerman me dió los números atrasados, llevamos una piedra o una tuerca en el bolsillo y nos paramos para arrojarla contra las botellas viejas.
Engaña pichanga. Pocas notas o entrevistas leí donde, no digo que se haga oidos sordos, pero sí que haya un poco de boludeo, eso de decir, y yo en realidad no sabía qué hacer, y una nube posó su sombra sobre la página 132 de mi edición en sueco de vayaasaberquién y entonces me dije pucha, y si agarro y junto esto con aquello y le pongo otro nombre que total a mi editor no le importa y los lectores no se dan cuenta.
Engaña pichanga. Pocas notas o entrevistas leí donde, no digo que se haga oidos sordos, pero sí que haya un poco de boludeo, eso de decir, y yo en realidad no sabía qué hacer, y una nube posó su sombra sobre la página 132 de mi edición en sueco de vayaasaberquién y entonces me dije pucha, y si agarro y junto esto con aquello y le pongo otro nombre que total a mi editor no le importa y los lectores no se dan cuenta.
En cualquier caso, si algo ya quedó claro es la relación que se establece entre el bastardeo del propio texto y (como dice el periódico de psicoengaño que traje del kiosco) el "parricidio." Jugar al pobrecito es tirar al aire un arma de doble filo pero de ahí a vender medias, tampoco tampoco.
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