Elijo convocar al sueño de la rutina, me digo que cerrar ahora mismo la compu para dejar de leer tus cartas será el único escape. Reencontrarte lejos, esa llama expuesta a la intemperie en la que se van soltando en mis recuerdos tus caricias, los besos que por estar ausente y distante, hacen que hoy sólo pueda morder mis propios labios y dejar para mañana o para cuando empiecen a estar curados la tarea ríspida y agridulce de completar los últimos ritos que soplan una costumbre pasada de moda hacia la rendija de un buzón de madera que se parece a una cajita de sorpresas
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