Cambio de rubro

Llevaba cinco años coleccionando anteojos. Marcos que encontraba tirados en la calle, dormidos entre los cojines del subte, mezclados como pedacitos brillantes de piedritas de plaza. Pasé dos veranos revisando con aplicación los cajones de los aparadores de las amigas de mi abuela, cada vez que me invitaban a tomar una copita de oporto y se descuidaban, allá iban mis dedos curioseando nerviosos entre costureros y envoltorios de caramelos.
Sucede que llené tres cajas, me decidí y recién regreso de Estación Parque Patricios. Bajo un banco de chapa recién instalado me deshice de lo que las alimañas ya estarán disputando a los paseantes del túnel (la línea H no sirve para mucho más). Ahí cerquita del cotolengo, donde se amontonan los disfraces de Halloween de nuestros abuelos.
Visto y considerando que no podía desprenderme totalmente, así como así, de una colección tan maravillosa, elegí los marcos que más me gustaron y me saqué un par de fotos.





Siempre estoy recolectando porquerías asique ya aparecerá alguna otra cosa para coleccionar. Las opciones se van amontonando.

No hay comentarios: