Como si no tuvieran ya bastante que soportar
debido a la envidia que despiertan entre los engendros, suele pasar que los ñoños, además, tienen o han sido marcados con nombres graciosos. Tomemos por caso
Miroli o
Claudinet, que podría querer significar "claudicar" con el mal paso marcado por la estridencia burlona de un cornetín de dibujitos animados (kue,
kueee). No obstante, nada de eso parece cierto. Apenas una simple ilusión...
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