Más allá de la inminente transformación del "boludo" de Lanata en una inefable banda elástica, de dimensiones sólo comparables con la maraña de spaguettis y alambre que ajusta los rolls provenientes de la tala de bosques uruguayos, desde donde proviene la madera con la que la empresa que auspiciaba "Día D" durante el menemismo y alimenta ahorita mismo a la pastera Botnia, más allá de todo ese revoltijo vomitivo, lo cierto es que cualquier pobre infelíz escribe su nombre en un fajo de hojas sueltas. Incluso un libro, que algún que otro tarambana comprará... forma parte de la lógica implacable del Señor de las Tinieblas, que debió programar horas extras en la acalorada agenda de sus alcahuetes (una banda de enanitos radioactivos) para poder dar salida rápida a la pila de contratos atascados tras la inusual seguidilla de días domingo que trajo el mes de enero.
Cinco domingos en un mes. Los supermercadistas chinos aseguran que el evento sólo se repite cada 823 años. Sin llegar a ser parte activa de la mafia, pero igualmente laboriosos, decidieron emplear la siesta de yapa que les ha tocado en suerte para dibujar en sueños el esquema que mejor aproveche la sobredeterminación material de las sincronías del calendario en su trasvase práctico hacia el sistema de riego de pepinos que recorre las huertas instaladas en las terrazas de sus locales. El Innombrable, que es eterno -¿es esperable que así sea?-, estuvo, "sin duda", desde siempre preparado o, en todo caso, ya tenía todo medio previsto, y cocinado. No hace falta que lo explique porque todo el mundo sabe ya ferpectamente que el domingo es el día consagrado al ritual de la canasta, la generala, la huija y demás tratos con el más allá. Cosas de viejos.
Como diría mi abuela: con bandera roja y negra, nunca conviene alejarse mucho. Tampoco entiendo por qué la gente dice de que el domingo es el peor día de la semana. Si yo puedo estar en una carpita de la costa atlántica, relojendo mallas mientras hago de cuenta que me leo el último libro de uno y otro idiota. Enterarme que, según Santoro, Maria Julia Alsogaray (blugk), la muy zorra declaró un incremento en sus bienes de, solamente, un 12 %. Comparado con la viuda de Néstor, quien, por lo que declaró, pudo incrementar su la billela, siempre en beneficio del cine nacional, en un 158 %.
Puedo comprarme un espejo y sacarme un "pornoco" y los barritos que me salen si meriendo con mucha crema de queso y papitas en el pancho. También puedo comerme un cangrejo vivo con un trago de agua salada dándome en la frente contra el tergopor (tergopol, telgopor, etc.) de los helados mientras siento retorcijones en el bajo vientre. Al choclito le escapo porque, fijo, termino intoxicado. Sí, yo puedo bailar dando vueltas, vueltas, vueltas, como un barrilete de poliestireno (polietileno) pero también quiero saberlo todo acerca de las hadas: las medievales y aquellas otras, atrapadas en los juegos de rol, obligadas a brindar seguridad en las puertas de ingreso hacia el porno-soft, o vaya a saber uno hacia dónde pueden conducirnos sus brillantes contorciones).
Entonces, mezclo lo que veo con lo melódico. Me preparo un jugo de maracuyá bien helado. Es el mejor modo (el único que yo conozco, al menos) de dejar de ser un "retardado" que vive perdiendo el tiempo. Me olvido ya mismo quienes son los Alsogaray. Yo me olvido de vos, me olvido de todo.
El monograma con la onceava letra del abecedario no correponde porque, si bien un poquito concheta es, en su casa ya no tiene quien le planche los manteles ni tampoco a quien plancharle las camisas. Después de la siesta, se pasa un buen rato de la tarde sentada, cebándole tereré a Sandra que, al devolverle la calabaza vacía, lo hará con mucho cuidado, porque teme que la capa de gas frío que se ha ido formando alrededor del cuenco pueda dejarse caer en una gotita morada que condensa la transpiración que despide el vaso. Quizás ninguna de las dos mujeres logre percatarse realmente en ese momento. Sin embargo, pocos días después, en señal de amistad una de ellas lamentará, al haber descubierto la otra, ¡y no se explica cómo!, doblando hacia adentro las costuras de uno de los vestidos acomodados en la vieja valija en la que viajaron los obsequios con los que le ofrecieron la bienvenida, pequeñas manchas, como salpicaduritas, seguramente el sudor de las hojas del árbol, dice.
El monograma con la onceava letra del abecedario no correponde porque, si bien un poquito concheta es, en su casa ya no tiene quien le planche los manteles ni tampoco a quien plancharle las camisas. Después de la siesta, se pasa un buen rato de la tarde sentada, cebándole tereré a Sandra que, al devolverle la calabaza vacía, lo hará con mucho cuidado, porque teme que la capa de gas frío que se ha ido formando alrededor del cuenco pueda dejarse caer en una gotita morada que condensa la transpiración que despide el vaso. Quizás ninguna de las dos mujeres logre percatarse realmente en ese momento. Sin embargo, pocos días después, en señal de amistad una de ellas lamentará, al haber descubierto la otra, ¡y no se explica cómo!, doblando hacia adentro las costuras de uno de los vestidos acomodados en la vieja valija en la que viajaron los obsequios con los que le ofrecieron la bienvenida, pequeñas manchas, como salpicaduritas, seguramente el sudor de las hojas del árbol, dice.
Kristina es un hada (las hay de dos tipos). Tomando mate con mi tío, mientras recargo las heladeras del parripollo que mis ahorros ayudaron a instalar en diciembre en Pinamar, reflexionamos, es un modo de decir, interpretamos el montaje de las noticias en el diario o el zurcido de los noticieros y nos electriza el recuerdo de Duhalde cuando enviaba a su ejército de enanitos para que nos televisaran la quema de pimienta en los descampados bonaerenses, pero tiramos del rollo, fuerte hasta que se desprende y logramos salir. Aunque no me escape, caigo en una habitación oscura con un agradable perfume a brandy. "Han de haber estado alimentando a un dragón", aquel había sido un sueño loco y ahora temo porque confío que vale la pena que Jorge vuelva ser el nombre de un alfajor....
Avanzo a tientas: me parece a mí, según lo que mi tío me cuenta de sus lecturas en las dos o tres horas diarias de descanso que tenemos, y si es que logro entender de qué me está hablando, sería como si a la Asignación Universal se le "¿intentaría o intentara oponer, cómo se dice Anita?" y la gente dice estar a favor de la urgencia de debatir acerca de la baja de la edad y la Imputabilidad. Yo no voto pensando en el stereo ni en el Indec. En tanto los cacharros sigan compitiendo con el tabaquismo para rankear como principal causa de muerte, no tendré auto. Puedes llenar la pared de recuerdos o empezar a brotar aunque sea en invierno. ¿Seguirán viniendo al mundo engendros con remeras de Wall-e que no puedan prescindir de pegar tarascones a las alimañas que juegan como niños, correteando con sus ojitos telescópicos por donde sus rueditas los lleven en la tarea diaria de amontonar prolija y muy ordenadamente (es un modo ñoño de decir) el container con todo tipo de cachivaches que siempre siempre siempre para algo van a servir?
Sin llegar a ser el más importante de los detalles con los que pudo haber estado compuesta la belleza a la que quedará asociado el recuerdo de aquel encuentro, acaso forme parte de la ilusión el sorpresivo corte de luz que devuelve la conversación al pegote de edificios y torres de alta tensión. Evitarán ovillarse por l calor instalándose bajo el árbol más frondoso. El resto, es muy simple.
Si el jardinero ha vuelto a olvidar ser generoso con la ración de alpiste en las garras de piedra de la fuente que corona el patio, un pajarito buscará con el pico un gusanito en una de las manzanas más altas de la planta. Si hubiese estado en aquel momento regañando al gato, que desde hace tres noches está super alterado por la presencia de duendes (enemigos naturales de los enanos) bajo la palmera, mientras la manzana podrida de rama en rama rueda hasta clavarse en la punta de sus zapatos, su madrina recordaría, entonces, cómo, siendo aún pequeñita, todo el mundo siempre se quedaba maravillado y, ¿por qué no?, hasta un poquito encantado por su presencia.
Avanzo a tientas: me parece a mí, según lo que mi tío me cuenta de sus lecturas en las dos o tres horas diarias de descanso que tenemos, y si es que logro entender de qué me está hablando, sería como si a la Asignación Universal se le "¿intentaría o intentara oponer, cómo se dice Anita?" y la gente dice estar a favor de la urgencia de debatir acerca de la baja de la edad y la Imputabilidad. Yo no voto pensando en el stereo ni en el Indec. En tanto los cacharros sigan compitiendo con el tabaquismo para rankear como principal causa de muerte, no tendré auto. Puedes llenar la pared de recuerdos o empezar a brotar aunque sea en invierno. ¿Seguirán viniendo al mundo engendros con remeras de Wall-e que no puedan prescindir de pegar tarascones a las alimañas que juegan como niños, correteando con sus ojitos telescópicos por donde sus rueditas los lleven en la tarea diaria de amontonar prolija y muy ordenadamente (es un modo ñoño de decir) el container con todo tipo de cachivaches que siempre siempre siempre para algo van a servir?
Sin llegar a ser el más importante de los detalles con los que pudo haber estado compuesta la belleza a la que quedará asociado el recuerdo de aquel encuentro, acaso forme parte de la ilusión el sorpresivo corte de luz que devuelve la conversación al pegote de edificios y torres de alta tensión. Evitarán ovillarse por l calor instalándose bajo el árbol más frondoso. El resto, es muy simple.
Si el jardinero ha vuelto a olvidar ser generoso con la ración de alpiste en las garras de piedra de la fuente que corona el patio, un pajarito buscará con el pico un gusanito en una de las manzanas más altas de la planta. Si hubiese estado en aquel momento regañando al gato, que desde hace tres noches está super alterado por la presencia de duendes (enemigos naturales de los enanos) bajo la palmera, mientras la manzana podrida de rama en rama rueda hasta clavarse en la punta de sus zapatos, su madrina recordaría, entonces, cómo, siendo aún pequeñita, todo el mundo siempre se quedaba maravillado y, ¿por qué no?, hasta un poquito encantado por su presencia.
1 comentario:
Hola visite tu blog http://temuerdolanalga.blogspot.com/ y me resulto muy agradable, excelentes tus relatos, me encantaría que intercambiáramos links con una red de blogs que administro y de esta manera ayudarnos mutuamente a difundir nuestras páginas.
espero tu gentil respuesta.
muchos saludos
Rocio
rocioreyna10@gmail.com
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